Austria es un país con una rica tradición culinaria que refleja su historia y diversidad cultural. Su gastronomía está influenciada por las cocinas alemana, húngara y checa, entre otras, lo que ha dado lugar a una variedad de platos que hoy en día son auténticos símbolos nacionales.
Si estás planeando un viaje o simplemente quieres conocer más sobre la comida típica de Austria, aquí te presentamos los platos tradicionales más representativos que no puedes dejar de probar.
Wiener Schnitzel: el emblema de la gastronomía austriaca
Uno de los platos más emblemáticos de Austria es el Wiener Schnitzel, una milanesa de ternera empanada y frita que se ha convertido en un símbolo del país. La receta original utiliza carne de ternera, aunque hoy en día también es común encontrar versiones con cerdo o pollo.
Se sirve tradicionalmente con una rodaja de limón y guarniciones como ensalada de patata o pepinillos encurtidos. Su textura crujiente y su sabor inconfundible hacen que sea un imprescindible en cualquier visita a Austria.
Tafelspitz: la elegancia en un plato
El Tafelspitz es otro clásico de la cocina austriaca, especialmente popular en Viena. Se trata de carne de ternera cocida a fuego lento en un caldo con verduras y especias, lo que le otorga una textura tierna y un sabor suave pero delicioso.
Se acompaña generalmente con una salsa de rábano picante y puré de manzana, creando un contraste de sabores que lo hace único. Este plato solía ser el favorito del emperador Francisco José I, lo que lo convierte en una opción con historia y tradición.
Apfelstrudel: el postre por excelencia
No se puede hablar de la gastronomía austriaca sin mencionar el Apfelstrudel, un postre icónico que ha trascendido fronteras. Consiste en una masa fina y crujiente rellena de manzana, canela, pasas y azúcar, que se hornea hasta obtener una textura dorada y crujiente.
Se suele servir caliente, acompañado de nata montada o una bola de helado de vainilla. Su combinación de sabores dulces y especiados lo hace una delicia para cualquier amante de los postres.
Kaiserschmarrn: el dulce del emperador
Otro postre típico de Austria es el Kaiserschmarrn, un plato que tiene su origen en la cocina imperial. Se trata de una especie de crepe gruesa y esponjosa que se rompe en trozos antes de servirla. Se acompaña con azúcar glas, compota de ciruelas o frutos rojos. Su nombre hace referencia al emperador Francisco José I, quien era un gran fanático de esta receta. Es una opción perfecta para los amantes de los dulces que buscan algo diferente.
Gulasch a la austriaca: influencia húngara con toque local
Aunque el Gulasch es un plato de origen húngaro, en Austria ha adquirido una versión propia. Se trata de un guiso espeso elaborado con carne de ternera, cebolla, pimentón y otras especias que le aportan un sabor intenso y reconfortante.
Se sirve comúnmente con pan o ñoquis, y es una opción ideal para los días fríos. Su textura densa y su sabor especiado lo convierten en uno de los platos más apreciados en todo el país.
Knödel: la versatilidad en un bocado
Los Knödel son albóndigas de pan, patata o sémola que pueden servirse como acompañamiento o como plato principal. Existen versiones dulces y saladas, lo que demuestra la versatilidad de esta receta. Entre las variantes más conocidas están los Semmelknödel (de pan), los Kartoffelknödel (de patata) y los Marillenknödel (rellenos de albaricoque). Se pueden encontrar en casi cualquier menú austriaco, siendo un acompañamiento común para carnes y salsas.
Los Knödel salados suelen servirse con platos de carne en salsa o guisos, ya que absorben los sabores y aportan una textura suave y reconfortante. Los dulces, como los Marillenknödel, combinan ingredientes típicos de la repostería austriaca, como frutas y azúcar glas. En algunas regiones, también se preparan con un toque de canela o nueces, lo que les da un sabor aún más especial. Son un ejemplo perfecto de cómo un plato sencillo puede convertirse en una delicia imprescindible en la gastronomía de Austria.
Sachertorte: la tarta más famosa de Austria
Si hay un postre que representa a Austria en el mundo, es la Sachertorte. Esta tarta de chocolate y mermelada de albaricoque fue creada en 1832 por Franz Sacher para la corte vienesa, y desde entonces se ha convertido en una de las delicias más icónicas del país. La combinación de la densa capa de chocolate con el toque ácido de la mermelada la hace inconfundible. Se sirve tradicionalmente con nata montada y un café vienés.
Brettljause: la merienda austriaca por excelencia
Para quienes disfrutan de una comida más ligera pero igualmente deliciosa, la Brettljause es una excelente opción. Se trata de una tabla de embutidos y quesos acompañados de pan y encurtidos.
Es muy común en las regiones montañosas, especialmente en los Heuriger (tabernas de vino), donde se disfruta junto a una copa de vino blanco local. Es una opción perfecta para conocer la variedad de productos artesanales que ofrece Austria.
Zwetschgenknödel: una explosión de sabor frutal
Dentro de los postres austriacos, los Zwetschgenknödel son una delicia que vale la pena probar. Se trata de albóndigas dulces de patata rellenas de ciruelas y cubiertas con azúcar y canela.
Son una opción diferente y menos conocida fuera de Austria, pero muy apreciada por los locales. Su equilibrio entre dulzura y acidez las hace irresistibles.